Arrieta aceptó su culpabilidad y por este motivo, las autoridades encargadas en el Juzgado Penal de San Carlos, dictaron una pena de siete años de cárcel para el jugador que formaba parte de la Asociación Deportiva San Carlos.
Este tipo de infracción es castigada entre ocho y 15 años de cárcel; sin embargo, aceptar el cargo le permitirá al san carleño estar menos tiempo en la Marina de San Carlos, específicamente en el Centro de Atención Integral Nelson Mandela.
La razón por la cual Arrieta cambió su discurso y aceptó que estuvo presente en el cargamento de droga en abril de 2017, es porque su abogado defensor, Eduardo Barboza, le hizo entender que las pruebas que lo delataban tenían contundencia.
El 18 de abril del año anterior, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) visitó una empacadora en San Ramón, sitio donde encontraron un dispositivo móvil perteneciente al experimentado guardameta.
Al percibir la presencia de las autoridades judiciales, Arrieta se marchó del lugar dejando olvidado su celular, artefacto que sirvió para culpar al futbolista junto a las declaraciones de dos sospechosos que sí fueron capturados en aquella oportunidad.
Ahora, el cancerbero Román Arrieta deberá jugar su partido más difícil en la cárcel y no serán 90 minutos, serán siete años.