"Desde el día que comencé a hacer balones con los calcetines de mi padre, a aplastar los potes de yogur en el colegio y saltar muros para poder jugar: Me apasioné por ti.
Fue un amor tan profundo que me entregué por completo. De mi cabeza y mi cuerpo, a mi espíritu y alma.
Fui un chico soñador, como muchos en el mundo, que escogió el futbol para enamorarse. Usted me pidió entrega, y te di mucho más. Te di mi coraje.
He jugado cansado, muchas veces herido, con mucho dolor, sólo porque me lo has pedido. Lo hice todo por ti, porque me haces sentir vivo, útil y feliz. Usted cumplió mi sueño de niño y siempre te amaré obsesivamente por mucho tiempo.
Esta temporada fue todo lo que me quedaba para darte. Mi cabeza dice no. Mi coraje dice NO... pero mi cuerpo acusa, y no es de ahora. Llegó el momento de decir adiós.
Pero todo bien, los recuerdos e imágenes serán eternos. En los momentos buenos y en los malos, siempre estuvimos juntos. Lloramos y sonreímos juntos, y eso no nos lo quita nadie.
Nos dimos al otro todo lo que tenemos.
No importa lo que haré de aquí en adelante, siempre seré que chico soñador, enrollando las medias e imaginando el cronometro 5, 4, 3, 2,1... no hay más tiempo. GRACIAS, FUTSAL."