El equipo verdolaga alcanzó el título 27 en su historia, el sétimo internacional y el primero en esta competición para un conjunto colombiano, tras darle vuelta al 2-1 encajado a principios de abril en la Arena Condá de Chapecó.
El preludio de este enfrentamiento estuvo otra vez fuera de las canchas. El once brasileño volvió a pisar tierras colombianas el lunes, cinco meses después de que el avión que los transportaba chocara en un cerro aledaño a Medellín (noroeste), dejando 71 personas muertas, muchas de ellas miembros del club.
Homenajes, reencuentros, visitas, misas y nostalgia se apoderaron de la agenda de la delegación brasileña, que agradeció una vez más la solidaridad antioqueña pero que recordaba que estaba en juego la obtención de su primer título internacional ganado en una cancha, pues la Copa Sudamericana 2016 se le adjudicó tras el siniestro.
Aunque el recuerdo de las víctimas es imborrable, en la cancha la resistencia brasileña duró un suspiro, un simple ataque del equipo local. Macnelly Torres, el cerebro de Nacional, habilitó con un pase suave a Dayro Moreno. El delantero soltó un derechazo que contó con la complicidad del arquero Artur Moraes para escabullirse por el primer palo.
No habían pasado dos minutos y el vigente campeón de la Copa Libertadores daba pasos de gigante hacia su título 27.
La anotación tempranera congeló al once de Chapecó, ya de por sí húmedo por los vestigios de la lluvia que cayó en la tarde en Medellín y que empantanó algunos lugares de la cancha del estadio Atanasio Girardot.
"Tuvimos la fortuna de agarrar el marcador muy temprano y esto dio un poco de tranquilidad al equipo", dijo el DT Reinaldo Rueda.
Atlético Nacional, fiel a la tradición colombiana, se apropió del balón. El dominio anfitrión fue tal que solo hasta el minuto 16 el portero Franco Armani tocó el balón con las manos, en un rechazo de un centro tras un tiro de esquina.
Pero el segundo enfrentamiento entre Atlético Nacional y Chapecoense era en serio. Y así lo hizo saber el intratable Andrés Ibargüen, una verdadera pesadilla para la defensa brasileña.
El extremo de 25 años no tuvo piedad de Moraes, pese a que este portaba el escudo del elenco colombiano en su cintilla de capitán, y en el minuto 30 le rompió el arco.
Los verdolagas, el equipo más laureado de Colombia, se negaban a sacar el pie del acelerador y apuntaban a revalidar la consigna de "Campeón continental", la misma que estuvo grabada en un imponente mosaico con el que les dieron la bienvenida al campo los más de 40.000 asistentes.
Antes de la final los brasileños advirtieron que honrarían la memoria de sus compañeros caídos. Quizás por ello buscaron imponerse desde el inicio del segundo tiempo. Durante quince minutos inquietaron el arco del argentino Armani, siempre con la banda izquierda como protagonista.
En el minuto 46 Joao Pedro esquivó dos rivales, centró y de forma heroica el capitán verdolaga, Alexis Henríquez, sacó de la línea un disparo de Arthur Caike. Tres minutos más tarde, el defensor volvió a desbordar y su remate se encontró con las manos de Armani. Wellington Paulista intentó lo propio, en el 60', pero su tiro se fue desviado.
El corazón y el empuje de los de Chapecó duró poco más de cuarto de hora. Nacional dio dos golpes más de autoridad. Moreno, de cabeza, anotó su segundo gol de la jornada (66') después de que Arley Rodríguez le acomodara un centro de Ibargüen. El extremo marcaría el 4-0 parcial (79') con un globo ante Moraes que provocó ovaciones de los asistentes.
Pero no sería el último aplauso de los hinchas que colmaron la grada del Atanasio Girardot. Tulio de Melo definió ante un descuido de la zaga verdiblanca y marcó el 4-1 definitivo.
Atlético Nacional obtuvo un nuevo título internacional para su colmada vitrina, celebrado con mesura por sus jugadores, que mantuvieron siempre en su cabeza y corazones a sus colegas caídos.
"Hoy pudimos lograr esta victoria y también para los hermanos, que en paz descansen, que están en el cielo", dijo Ibargüen.
Por: AFP