Perder un amistoso puede pasar, es parte del juego, pero esto complica todo en un momento en que esta Selección que se clasificó de última al Mundial necesitaba confianza y afianzarse.Porque sin Messi y frente a una selección seria, la Argentina dio lástima. Fue vulnerable dejando estancias en el fondo y en cada ataque español había olor a gol. Y fue media docena, uno recibió Romero y cinco Caballero, que entró por la lesión de Chiquito en el 1-0 de Costa, en el arranque.
Mascherano y Biglia perdieron siempre en velocidad, Banega no aportó nada y los dos laterales con tendencia ofensiva fueron un auténtico suicidio para la Selección, futbolísticamente hablando. Hubo virtudes de una España que sabe a qué juega y que maneja la pelota como pocos equipos y defectos propios para tener la pelota, para manejar los tiempos, para dominar.La Selección la miró pasar, ni el descuento de Otamendi al final del primer tiempo pudo cambiar el rumbo.
¿Y Meza pudo mostrarse? ¿Y Lo Celso? Ninguno logró sumar, nada de nada. Rojo, en su regreso tras un año, hizo agua en el fondo. Lautaro Martínez debutó cuando ya era goleada y Pavón entró en una situación compleja, al igual que Pablo Pérez, hasta pegando de caliente. Ya era vergüenza consumada cuando les tocó su turno en Madrid.
Golpe impensado en este ciclo de Sampaoli. Después de la sufrida clasificación, había ilusión con armar algo alrededor de Messi. Pero Leo no estuvo, tampoco el Kun ni Di María, tocó jugar con España y fue un equipo invisible. El del papelonazo en Madrid.
Por: Olé.com.ar