El ahora ex futbolista meditó durante las últimas fechas del Torneo de Clausura 2018 su continuidad o no en la Liga Deportiva Alajuelense, equipo donde se formó como jugador y club al cual le juró amor eterno.

“En días pasados informé a Fernando Ocampo y Javier Delgado que no me había sentido cómodo en los últimos días como jugador y si no era determinante dentro del campo de juego, era mejor cerrar un ciclo único”, escribió Gabas.

El mediocampista no solamente vistió la camiseta rojinegra, sino que durante muchas temporadas portó la banda de capitán con la cual se ganó el respeto de la afición, de compañeros de equipo y de directivos que hoy agradecen el esfuerzo y la dedicación del nativo en Argentina.

Gabas llegó a Costa Rica en 2002 para jugar con la Asociación Deportiva Santa Bárbara, pero fue con el conjunto liguista donde conoció el amor, la pasión, el sufrimiento y las alegrías dentro del campo de juego.

“Podría seguir jugando un tiempo más pero mi corazón no lo comparto con nadie, no me perdonaría vestir otros colores ni tampoco que mis hijos lo vean. Yo nací para jugar en este club y así fue... por eso nacemos para morir. Una parte de mi deja de tener vida”, agregó.

El jugador se mostró agradecido con las personas que lo acompañaron en su travesía por el fútbol nacional, competencia donde participó en cerca de mil minutos con los erizos, tiempo que se traduce a 16 juegos oficiales en el campeonato que recién finalizó.

La copa número 30 era un sueño que Pablo Gabas no pudo cumplir como jugador; sin embargo, ahora se mentaliza en ayudar al equipo de sus amores a sumar más títulos desde las oficinas de la Liga Deportiva Alajuelense.