Asimismo imputado en un caso de reventa de entradas para el Mundial de 2014, Valcke había sido suspendido 12 años por la comisión de Ética de la FIFA. Esta pena fue reducida a 10 años tras recurso y confirmada por el TAS el 27 de julio.

Entre enero de 2011 y septiembre de 2013, los vuelos en aviones privados por responsables de la FIFA costaron 11,7 millones de dólares (9,9 millones de euros), de los que Valcke tendría una gran cuota de responsabilidad, según las consideraciones del TAS publicadas el lunes por la noche, que aluden a una nota interna que data de 2013 en la que se pide al francés que encuentre soluciones “alternativas y menos costosas”.

Durante su mandato como N.2 de la FIFA, Valcke “realizó cuatro viajes que no se inscribían en la política de desplazamientos de la FIFA, porque el uso de aviones privados no respondía a las exigencias de seguridad o de reducción de costes, y porque estaba acompañado por miembros de su familia con cargo a la FIFA”, se puede leer.

En septiembre de 2012, el brazo derecho de Blatter, con ocasión de un viaje a Nueva Delhi, aprovechó para visitar el Taj Mahal junto a su mujer y a uno de sus hijos.

Valcke está asimismo sancionado por “conflicto de intereses” por haber abusado de su posición al ayudar a su hijo Sebastien a lograr un jugoso contrato de 709.000 dólares entre la FIFA y la sociedad EON, para el uso de un servicio de realidad virtual durante el Mundial de Brasil.

Valcke, junto a Nasser Al-Khelaïfi, presidente del París Saint-Germain y presidente de beIN Media, es objeto asimismo de un procedimiento penal de la justicia suiza por “corrupción privada”, ligada a la concesión de los derechos televisivos de varias Copas del Mundo de fútbol.

A sus 57 años, Valcke vive en Barcelona, donde creó la sociedad OMV Frontline, especializada en eventos deportivos y ligada a la moda.