Los sevillanos, mientras, necesitaban disipar los negros nubarrones que se habían instalado sobre Sampaoli tras las derrotas ante el Real Madrid y el Barça. El duelo pintaba en principio como un choque entre dos conjuntos a los que les gusta asfixiar a sus rivales, pero se convirtió de repente en una suerte de toma y daca en el que, sólo en la primera parte, cayeron nada más y nada menos que seis goles.

El costarricense Óscar Duarte sufrió una contusión de cadera que lo sacó del partido, esto al minuto 34 cuando tuvo un choque fuerte con Roberto que salió a despejar el balón, acción que detuvo el encuentro hasta que el tico fue sustituido.

En la segunda, llegarían cuatro más. Tres para los hispalenses y uno para los periquitos. 

De los dos, el que más urgencias tenía era el Sevilla. De ahí que planteara los instantes iniciales como un acoso y derribo a la portería de un Roberto capaz de frustrar hasta tres clarísimas ocasiones, muy especialmente con una plástica intervención ante un remate de chilena de un Vietto que luego le llevaría por el camino de la amargura. Con todo, golpeó primero el Espanyol, con una contra brillantemente conducida por Baptistao y muy bien remachada por Piatti. Los nuevos ofrecían un rendimiento excelente, pero los locales encontraron doble premio a sus esfuerzos.

Sarabia y, por fin, Vietto, lograron batir al meta blanquiazul, quien quizás pudo hacer algo más en el 2-1. La respuesta: otra contra demoledora para que Hernán Pérez pusiera de nuevo el empate en el luminoso. Los de Quique estaban dispuestos a hurgar en el dispositivo casi suicida de Sampaoli. Para variar, tras una acción forjada al contraataque. Vietto, muy discutido en los últimos días por la afición sevillista, puso el 3-3 en el marcador con su segundo tanto de la temporada, con lo que ya ha marcado más que en todo el curso anterior con el Atlético. La lesión de Óscar Duarte, varios minutos antes, ya había debilitado el entramado defensivo de los visitantes, por mucho que Álvaro se quejara amargamente de una falta.

La intensidad, cómo no, bajó enteros en la reanudación. Imposible aguantar el ritmo de la primera parte. No obstante, el Sevilla insistió en buscar el tanto que abriera el camino del triunfo y acabó por encontrarlo por medio de Franco Vázquez antes de que tuviera realmente que desesperarse.

El gol puso al borde del KO a los visitantes. Por momentos, se mascó el definitivo zarpazo de los de Sampaoli. Y el Sevilla no se salió del guión, por mucho que cada vez que el Espanyol se acercaba al área de Sergio Rico un escalofrío recorriera el espinazo de los suyos. Ben Yedder marcó un durísimo 5-3 que el japonés Kiyotake convirtió en un desgarrador 6-3 levemente retocado por Gerard Moreno con el 6-4 cuando el duelo moría.

Por: ElMundo.es