Costa Rica era última de la tabla y no dependía de sí misma en vísperas de su duelo del 27 de mayo contra Zambia, primera del Grupo C. Para seguir viva en la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA República de Corea 2017 le hacían falta dos cosas: la victoria frente a los jóvenes Chipolopolo, que por cierto se han mostrado intratables desde el comienzo del torneo, y un resultado favorable en el otro choque del grupo, el Irán-Portugal. Es decir, una especie de milagro que se hizo realidad gracias en gran medida a su arquero, Erick Adonis Pineda.