En los primeros minutos del Clásico Nacional, los locales intentaron encimar a sus rivales con jugadas por la banda izquierda, mismo sector por donde los saprissistas metieron presión durante los primeros 15 minutos.

El tiempo avanzó y la molestia se hizo presente en la afición rojinegra, quienes arremetieron en contra del árbitro central Juan Gabriel Calderón por las decisiones que tomó en la primera etapa.

Tras el pitazo final del primer tiempo, los morados se acercaron al cuarteto arbitral para reclamar lo mismo que los aficionados de LDA; sin embargo, la situación no pasó a más y ambas escuadras se marcharon a camerinos para acatar las órdenes de sus respectivos entrenadores.

Tanto Nicolás Dos Santos como Vladimir Quesada intentaron aumentar las jugadas peligrosas presentes en el primer tiempo, siendo Jonathan McDonald, Johan Venegas y Daniel Colindres los jugadores con más opciones frente a los marcos contrarios.

Los cánticos de la afición de la Liga, las graderías teñidas de rojo y negro, ver el estadio a su 90% y un primer tiempo sin tanto peligro, motivo a los locales para regresar a la gramilla y hacer de la “Catedral del Fútbol” una fortaleza.

A los 48’ el catracho Alexander López se descolgó por la banda derecha y sin pensarlo dos veces hizo un pase al área para que llegara José Miguel Cubero y sentenciara la acción y con esto el 1–0.

La algarabía era mucha en el Estadio Alejandro Morera Soto, la afición se levantó de sus asientos y aún sin finalizar el festejo del primer gol, llegó Jonathan McDonald para poner el segundo, pero no el último.

Los liguistas montaron una fiesta en su estadio y jugaron con la indignación saprissista, quienes no podían creer cómo se les escapó el partido desde el pitazo inicial de la segunda parte.

Por el contrario, Alajuelense se fortaleció y Roger Rojas también quiso formar parte de la victoria eriza; el hondureño dejó mal parados a los defensores de la “S” y dejó tendido a Briceño, arquero que no pudo hacer nada contra el remate del internacional.

Tras los goles manudos, Vladimir Quesada realizó las variantes correspondientes para dañar a sus contrarios, apostó por Ariel Rodríguez y Christian Martínez; sin embargo, el descuento llegó cortesía de Henrique Moura.

Un cobro de tiro libre le permitió a los saprissistas poner el 3–1, un cabezazo dentro del área por parte del brasileño, quien tomó el balón y corrió al medio campo junto con sus compañeros para retomar las acciones.

A pesar de ir abajo en el marcador, Saprissa buscó más opciones de gol y en el cierre del cotejo llegó Ariel Rodríguez para poner el 3–2 que silenció el Estadio Alejandro Morera Soto.

Los saprissistas no bajaron los brazos y continuaron luchando en el Clásico Nacional, se dieron cuenta que la confianza de Alajuelense les podía pasar factura y así fue, el empate a tres goles fue una realidad en la ciudad de los mangos.

En la “Saprihora” los visitantes silenciaron el Morera Soto, la expulsión de Jonathan McDonald impulsó hacia el frente a los tibaseños y desde Brasil llegó el 3–3 definitivo; Henrique Moura derribó una vez más el arco de Patrick Pemberton y la indignación se volcó para el bando liguista.

La molestia era una realidad en las gradas del escenario deportivo, ya que tras tener el triunfo en sus manos, lo dejaron escapar tras descuidos, expulsiones y exceso de confianza, razón por la cual el juego se detuvo en el cierre.

Las acciones se retomaron y el marcador no se volvió a mover, los morados se marcharon hacia Tibás con un empate que les supo a triunfo y ahora se concentran en el juego de la próxima semana ante el Club Sport Herediano.

Mientras tanto, Alajuelense hará lo propio en el Estadio Ebal Rodríguez para enfrentar a Santos de Guápiles con la ausencia de McDonald y José Andrés Salvatierra que también vio la tarjeta roja.