A él ya se le saltaban las lágrimas, de dolor e impotencia, en el minuto 88, cuando se puso en la barrera para proteger su arco de un tiro libre galo, tras una falta que él mismo cometió. La Celeste se estaba quedando afuera de Rusia 2018 y ya había muy pocas esperanzas de revertir ese destino.
Luego de cuatro partidos ganando, y en los que solo concedió un gol ante Portugal, en octavos, Uruguay perdía 0-2 con Francia y se despedía de la Copa Mundial. “El desarrollo del partido fue lo que esperábamos, muy friccionado y buscando el error del otro”, analizaba el zaguero del Atlético de Madrid. Finalmente, los errores se produjeron del lado charrúa.
Aunque solo tiene 23 años, Giménez se considerada uno de los veteranos del equipo, no en vano ya formó parte de la selección que compitió en Brasil 2014. Esa experiencia es un grado respecto a las caras nuevas, como Matías Vecino, Lucas Torreira, Rodrigo Bentancur y Diego Laxalt, que Óscar Tabárez incluyó en la lista rusa, para inyectar savia nueva a una generación muy experimentada.
“Yo ya tengo varios años acá, y estos jóvenes nos han dejado muchas enseñanzas. Dieron lo máximo en cada partido y sumaron experiencia que les va a servir para el largo camino que tienen por delante”.
Una nueva generación que llega para quedarse. “Creo que esto es el principio de algo nuevo. Los más chicos aportan muchísimo, porque le dan energía nueva al equipo. Tienen esas ganas de competir y triunfar que son increíbles”, afirmaba todavía con los ojos enrojecidos