El corazón de los croatas se paró durante unos segundos mientras veían al arquero del Mónaco retorcerse de dolor, golpear con el puño en el suelo y quejarse de la parte posterior de la pantorilla de la pierna derecha después de haber corrido para salvar que una pelota no se marchara por la línea de fondo.
Finalmente, el portero se levantó y pudo continuar el partido, para acabar conviertiéndose de nuevo en el héroe de su equipo, tal como ya hiciera en octavos contra Dinamarca.
Antes de la prórroga, en los primeros 90 minutos de juego, Subasic apenas había tenido que intervenir, ya que incluso en el primer gol anotado por los rusos, obra de Denis Cherishev de un disparo sublime desde fuera del área que se coló por la escuadra, el arquero no estaba demasiado bien colocado al inicio de la acción, aunque difícilmente hubiese alcanzado a detener el obús lanzado por el delantero del Villarreal.
La figura de Subasic comenzó a crecer hacia el final del partido, justo después de su ‘lesión’. Primero colocó los puños para despejar un disparo peligroso de Fedor Smolov que pudo significar la clasificación de los rusos (90+4).
Cuando los croatas parecían fundidos y varios de ellos tenían problemas físicos (como Vrsaljko o Mandzukic), apareció Demagoj Vida para cabecear a la red y colocar el 2-1 que parecía dar la clasificación a los balcánicos (101).
Diez minutos después apareció Subasic para evitar el empate, primero despejando de puños un centro peligroso, pero el rechace le cayó a Daler Kuzaiev y su disparo lo atajó con seguridad el portero croata.
Pero los anfitriones no estaban dispuestos a darse por derrotados y el brasileño naturalizado ruso Mario Fernandes volvió a empatar el partido de cabeza, en una jugada en la que Subasic poco pudo hacer (115).