La contundencia, en eso resume el mayor ente de fútbol en dicha pieza periodística, pero esto no lo compartieron porque fue la opinión de su redactor, sino que dos figuras del combinado patrio concordaron en que esta es la incompatibilidad entre ambos certámenes.
Por un lado Celso Borges comentó a la FIFA, “No tuvimos la suerte de ser tan contundentes como en el Mundial pasado hasta el último partido, que generamos muchas opciones de gol”.
Mientras tanto, Joel Campbell dijo que no hay punto de comparación y además reconoció que él tuvo que asumir un papel de líder tras formar parte de aquella hazaña histórica que será difícil de olvidar para los costarricenses.
“Lo de Brasil ya pasó, este era otro Mundial e intentamos hacer las cosas de la mejor manera. Desde Brasil yo siempre busqué ser un líder positivo dentro del equipo, a mí corta edad me tocó hacerlo”, comentó Campbell.
Las declaraciones de ambos jugadores se apegan a la realidad, ya que a pesar del esfuerzo que se percibió en el terreno de juego, los jugadores de Costa Rica no pudieron igualar aquel certamen que erizó la piel de los habitantes del país centroamericano y más allá de sus fronteras.
Los ticos llegaron a su histórico quinto partido en Brasil 2014 y le dijeron al mundo entero que sí se puede competir contra potencias mundiales como Uruguay, Italia, Inglaterra, Grecia y Holanda, siendo este último equipo el que opacó las ilusiones de avanzar a las semifinales.
En Rusia 2018 la historia fue distinta, pero la intención fue la misma. A pesar del esfuerzo, de la dedicación y de la ardua lucha, la Selección Nacional de Costa Rica regresó a casa pensando en un único objetivo: Catar 2022.