Cuando sonó el pitido final, los jugadores croatas corrieron hacia los hinchas rojiblancos para darse un baño de masas. Uno de los ídolos de la afición era Ivan Perisic, autor del gol del empate en la segunda parte, y que estrellaría minutos más tarde un balón contra el poste. Mario Mandzukic convertiría luego, en el minuto 109, el tanto de la victoria.
“Esto es algo indescriptible”, señaló Perisic a la conclusión del choque. “Es un gran honor para todos los jugadores y para los aficionados, y creo que todavía no somos muy conscientes de lo que representa. ¡La pequeña Croacia está en la final! Antes del Mundial nadie creía que fuésemos a llegar tan lejos, pero nosotros tuvimos fe”.
“Volvió a haber emoción, no podía ser de otra manera. Ya hemos remontado un gol en contra en tres partidos, eso dice mucho de nuestro espíritu de equipo, y es una gran cualidad de esta generación de futbolistas. Ahora nos queda otro partido, estamos más motivados que nunca”.